Chivita, Chivita.


 La vida cambio por miles de formas diferentes.

Con muchas elecciones diferentes,
la fuiste cambiando vos en realidad.

Hoy, reconozco que tenés muy poco humor,
y un carácter de muy poca elasticidad. 
Y lo mismo, acá estás, planeando cosas todos los días. 
Sin lograr mucho productivamente.

Que'l auto, que la casa, que'l título, que'l sueldo.
Que por lo menos un idioma Vitoria.

Qué se yo... esforzate humana, salí de esa comodidad y esa pereza.

…Chivita, chivita…

Te exigís poco. Te exigís nada en realidad.

Te justificas todas.

Y así, te impregnas cada día con las miradas ajenas. 

Tal vez, por  tanto dejar entrar al otro, acumular tantas ideas y acciones ajenas...
no te queden energías para aprender un idioma... o exigirte un poquito.
Tal vez, te olvidas que siempre podes más, perdes la confianza y vos...
y esperas que ese otro, esos otros, a los que día a día animas a más,
 te adulen también, te empujen un poquito.

Bendita aprobación del otro que te condiciona,
y en la espera, te frenas.

Tanto otro en la nariz, te aprieta el aire, te tiene siempre en batalla, cuestionando, poniendo a prueba, aprendiendo. 

Es terriblemente, exageradamente innecesario realizar estas comparaciones. 

Te convenciste con que es la forma que encontraste para conocer las fortalezas del otro y aprender de sus defectos...

Debería ser al revés?

Basta Chivita dei, salí de ahí chivita, chivita... que'l otro, es allá.

 Y vos sos aquí, acá y acullá.

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