Desayunando dulce sabiduría sin azúcar.

Cuando el café burbujeaba vibrando la cafetera, se levantaba absorbiendo en su nariz la profundidad del ambiente, ese café metalizado y fuerte, con textura para comer más que tomar, oscuro espeso y amargo, característico de Armando. Viejo panzón. Más cerca de la cocina invadía la tostadora el pancito negro, tan renegado de chica, hoy extrañado en las mañanas de San Luis.
Ese espacio entre el banco celeste, Gatito, la ventana con el limón y la enredadera tapiada.
La mesa grande desnivelada (siempre se caía un vaso o el mate) la soda, el queso.
Mi Viejo, mi papá, la tranquilidad de un señor que ve las noticias a todo volumen a las 6 de la mañana.
Despertarme y sentir Vida, grandeza y humildad en respirarla. Aromas y pulso. Agradecimiento en una taza de café.
Desayuno sin azúcar, con dulzura. Desayuno,  Lo más importante del día.
Viejo Panzón. Tan clave en mi Vida. Un todo de Grande Simpleza rebuscando soluciones.


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