Desorden de un instante permanente



Estás un desorden, no solo es el ropero, y la escoba que solo pasa por el costadito.
Estás  un desorden. Te sentís ese desorden.
Cuando solo te afecta a vos, hasta te parece gracioso.
Pero cuando empezás a alterar a otros, te volves ruido.
La tenés que ordenar. Esa ansiedad que te esta afectando.
Una semana llena de divisiones en gustos, actividades, sabores. 
Divisiones de vos mismo.
Querer jugar a todo, con todos. Un juego mutuo y general.
Por no saber jugar con vos, decidir, elegir, dejar de pensar y solo jugar.
Desorden. Ansiedad. Duda.
Pocas pero estancables preguntas, miles de respuestas acertadas. Cero congruencia.
¿Como ser congruente cuando todo es catarata y no sabés que es lo que cae?
Baja todo junto. Baja todo en Iguazu... uf!!!! 
No podés disfrutar todo eso, estas aturdido.
Lo que esta bien, lo que esta mal.
¿Cuanto tiempo querés permanecer en donde estás?
Vivir de sabores, de instantes que conservas en permanentes.
Soltás.
Sentís que los electrones que saltaron y se mezclaron con sus átomos, siguen en tus brazos.
Sentís la separación energética de la voluntad del otro. 
Sensación tan real y revoltosa. Esos electrones que vuelven a sus orbitales, en cualquier nivel y con dispersión energética en colores. Un quilombo.
Ese vídeo de química analítica que viste una vez, con electrones que vuelven a sus orbitales, de orbitales que se cruzaban, y se unían con sus átomos en La Molécula, ahora se delinean aparte, las partículas se vuelven a su núcleo original.
Una tremenda reacción química.
Lo deja como un gas noble. Te deja como un ion en positivo. 
La revolución en los brazos. El quilombo en el pecho.
La respuesta en la punta de la lengua.
El sabor en todos lados.
El paso en un instante.
Iguazu en respuestas.
La decisión.
La calma, la catarata en flujo.
Un ion en positivo, que se mantiene en solucion.






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